Oración

Mallez

Señor, déjame sentirte cerca, muy cercano,

en este remanso nocturno de paz y quietud

y doble ante ti mis rodillas, ¡Oh!, Soberano,

para ofrendarte el alma y corazón en gratitud.

 

Pues aún no está la palabra en mi lengua, Señor,

y he aquí tú la sabes toda absolutamente.

¿Acaso la oscuridad encubrirá el resplandor

de tu luz y formidable poder Omnisciente?

 

Nada te es oculto, nada para ti es secreto.

Tal conocimiento es maravilloso para mí.

Y el fruto que hay de obedecer tu mandamiento

bendice el alma en esta vida y en lo porvenir.

 

Quiero en esta noche bendecir tu santo Nombre.

Doblar rodillas para no olvidar que soy mortal

y que tu infinito y santo amor redime al hombre

que se vuelve a ti apartándose de hacer todo mal.

 

Señor, Padre de las luces, en quien no hay

mudanza,

ni sombra de variación alguna. Inmerecida

dádiva descienda desde lo alto sin tardanza

para que me des con tu poder eterna vida.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.