En el valle de la muerte

En el valle de la muerte

Ayer, al anochecer, fui a fotografiar la luna y las estrellas en el cielo del desierto. Mientras lo hacía, vi un coyote gris cruzando lentamente el Valle de la Muerte. Al amanecer, fui testigo de cómo el sol iluminó el pelaje dorado detrás de sus orejas, creando un halo dorado que rodeaba su imponente cabeza. Me sentí humilde y asombrado ante el poder y la gracia de aquella majestuosa criatura, consumido por la sensación de que existen fuerzas más grandes de lo que jamás podríamos imaginar, fuerzas que controlan esta tierra.

Hay respuestas a preguntas que, por ahora, están fuera de nuestro entendimiento. Tengo la esperanza de que existan posibilidades hermosas y pacíficas para todos. Tengo la esperanza de que la belleza que observo en esta tierra pueda ser más poderosa que su oscuridad. Tengo la esperanza de que, en nuestros días más oscuros y difíciles, este amor sirva como un refugio seguro para guiarnos a través de los momentos que llevan a los hombres a los rincones más sombríos y profundos del infierno. Tengo la esperanza de que el amor nos salve a todos.