Un traje a tu Medida

Henry Joel



 

Cuando llegué a tu vida, tejí para ti armonía,

y en cada hilo cosí el valor que ahuyenta la cobardía.

 

Bordé esperanza en tu pecho,

para que creas sin dudas y no te duermas sin lecho.

 

Hilvané fe y amor en tu sendero,

faros encendidos que guían a lo verdadero.

 

Con orgullo zurcí tus alas dormidas,

para que, como mariposa, rompas tus ataduras vencidas.

 

Bordé primavera en cada sonrisa,

para que florezcas con risa genuina y sin prisas.

 

Y en los pliegues de tu alma sembré colores,

para que tu mundo rebose de luces y flores.

 

También cosí en tu abrigo tristezas,

para que, al rozarte, recuerdes lo fuerte que es tu fortaleza.

 

Añadí el silencio y la cordura,

para que escuches la voz que da sentido a la aventura.

 

Remendé la soledad con hilos dorados,

y en su trama escondí el rugir de tus soldados.

 

Tejí el perdón con hilos de calma,

para que la amargura no endurezca tu alma.

 

Y con puntadas firmes bordé la verdad,

para que tu escudo sea el honor y la lealtad.

 

Hilé el dolor en un rincón del traje,
y lo entretejí en las molduras de tu corto viaje.

 

Pero en cada hebra dejé fortaleza,
para que el miedo jamás venza tu certeza.

 

Y al terminar cada hilo y cada puntada,
descubrí que el traje no era solo armadura bordada

 

Era el reflejo de todo lo que eres,
de lo que sueñas, de lo que quieres.

 

Ahora vístelo con orgullo y sin temor,
porque fue hecho a tu medida, con amor.

 

 

 

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