En el majestuoso Olimpo, donde los dioses regían con poder y sabiduría, se desató una tragedia que sacudió los cimientos de la divinidad. Ares, el impetuoso dios de la guerra, sucumbió a la ira al descubrir que un mortal osaba como pretendiente a Hera, la reina de los dioses y diosa de la maternidad. Con el corazón encendido por los celos, Ares conspiró con Afrodita, la seductora diosa del amor, y Artemisa, la cazadora implacable, para castigar al insolente humano.
Una noche, bajo el manto estrellado, los tres dioses descendieron al mundo de los mortales. Ares, con su espada reluciente, Afrodita, emanando un aura irresistible, y Artemisa, con su arco tenso, encontraron al hombre en un claro del bosque.
— ¿Cómo te atreves a desear lo inalcanzable? —tronó Ares, sus ojos llamando con furia.
—Mi amor por Hera es puro y sincero. —respondió el mortal, sin temor.
Sin más palabras, Ares alzó su espada y, con un solo golpe, extinguió la vida del hombre. Afrodita y Artemisa observaron en silencio, conscientes de la gravedad de su acto.
Al día siguiente, en el Olimpo, Zeus, el padre de todos, percibió una perturbación en el equilibrio del cosmos. Convocó a los dioses a una asamblea y, con voz solemne, declaró:
—Ha ocurrido algo oscuro. Un mortal ha sido asesinado sin justa causa. Debemos descubrir al culpable.
Atenea, la diosa de la sabiduría, sugirió consultar al oráculo de Delfos para desentrañar la verdad. Los dioses aceptaron y enviaron a Hermes, el mensajero alado, al sagrado templo.
En Delfos, la Pitia, sacerdotisa del oráculo, entró en trance y proclamó:
—El Dios de la guerra, con la complicidad del amor y la caza, ha derramado sangre inocente por celos infundados.
La revelación provocó conmoción entre los dioses. Zeus, con el rostro ensombrecido, confrontó a los culpables:
—Ares, Afrodita, Artemisa, ¿es cierto lo que el oráculo ha revelado?
Ares, bajando la cabeza, admitió:
—Sí, padre. Actuamos movidos por la emoción y no por la razón.
Zeus, aunque enfurecido, decidió buscar una solución que restaurara el equilibrio. Con su poder divino, resucitó al mortal y decretó:
—Hera, a partir de hoy, te prohíbo descender al mundo de los mortales. Y a ustedes, Ares, Afrodita y Artemisa, les impongo la tarea de proteger y guiar al hombre que intentaron destruir, para que comprendan el valor de la vida humana.
Así, el orden fue restaurado en el Olimpo, y los dioses aprendieron una valiosa lección sobre las consecuencias de sus acciones y la importancia de la justicia divina.
JUSTO ALDÚ
Panameño
Derechos Reservados / febrero 2025
-
Autor:
JUSTO ALDÚ (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 9 de febrero de 2025 a las 22:11
- Comentario del autor sobre el poema: El mundo de los dioses siempre me ha fascinado. Donde pensamos que no hay justicia humana, siempre hay una justicia divina.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 30
- Usuarios favoritos de este poema: JUSTO ALDÚ, ElidethAbreu, Tommy Duque, Josué Gutiérrez Jaldin, EmilianoDR, Mauro Enrique Lopez Z., José López Moreno., Jaime Correa, Violeta, pasaba, Freddy Kalvo, alicia perez hernandez, Xiomiry, El Hombre de la Rosa, Javier Julián Enríquez, David Arthur, Pilar Luna
Comentarios4
Excelenre relato Justo.
Gracias por el paseo y el final.
Abrazos.
Así me dijo una de mis hijas, aficionada a los dioses.
Gracias por tu lectura y comentario. Saludos.
Esto si que me gusta mucho. La mitologia y todo lo que la rodea es fascinante para mi, quedo encantada y muy fascinada en leerte, me paseo de nuevo por tus letras, saludos JUSTO.
Ohhh, muchas gracias bella dama. Siempre eres bienvenida. Si hay que crear otra divinidad, sería VIOLETA, la diosa de las letras. Lo que me da una idea para próximas publicaciones.
Saludos
Ah que bueno te imaginas yo involucrada en la mitologia (SUSPIROS)
Muy rico en armonía, cautiva está inspiración pues nos permite pensar y soñar con la justicia, sea la humana o la divina.
Abrazos
Xiomiry.
Muy buena deducción mi estimada amiga.
Gracias por leer y comentar.
Saludos
Genial tu bella prosa literaria estimado poet y amigo Justo Aldú
Saludis desde Torrelavega
ERl Hombre de la Rosa
Gracias por tu visita y comentario Hombre de la Rosa.
Saludos.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.