DEJAR QUE PASEN LOS TRENES

gaspar jover polo

DEJAR QUE PASEN LOS TRENES

 

                   

                   “Yo dormitaba sentado y dejaba que los trenes pasaran”.

                   Roberto Bolaño.

 

Esto pudo suceder muy bien en el apeadero de La Colonia

frente a un sol de apariencia inestable,

tibio, sí, pero en constante movimiento

o ligeramente tembloroso. Frente a mí y

con los ojos cerrados y bloqueados los pensamientos,

las imágenes sin sentido se sucedían

a este lado de los párpados,

y, al echar la vista atrás con la memoria,

el espacio de la estación se extendía

hasta llenar el horizonte con sus vías

y sus andenes vacíos

entre el paso de un tren y otro.

Hasta descubrir, con mayor precisión

si cabe, “el paso imperceptible de la mañana”,

según nos cuenta Bolaño.

Pudo muy bien suceder en superficie

en el apeadero del paraje de La Colonia,

pero sucedió en Moscú, en una estación de metro.

 

Gaspar Jover Polo

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