Me retiro a mi soledad eterna.
Enciendo esta noche una linterna
entre el frío que por esta ventana
entra a borbotones, como mi alma
en la muerta materia desvencijada
haciéndola jirones de blanca niebla.
Me retiro a mi soledad eterna,
aunque nunca daré por perdida
aqueya estreya que briya a oriyas
de mi vida, entre marea y arena...
Me voy volando al alba al despertar
a esta realidad tan extraña,
que se sueña, es la verdad...
Me voy flotando en una ola enfática,
a toda velocidad, cortando las aguas,
y la gran distancia que nos separa igual.
Rai es un vórtice girando en mitad de un espacio desierto de emociones, es una raíz deseosa de erigirse en flor y gozar de la luz y del amor del Sol. Rai es un códice de otro siglo, uno de esos que encajarían bien en un estante de la biblioteca vaticana, pero sus páginas contienen algo más que imágenes putrefactas, en él habita un viento irrefrenable, en realidad lo mantiene preso en su magro cuerpo para salvar al mundo de su fuerza destructiva. Y pasa que a veces se aburre de crear y se conduce hacia vicisitudes socialmente aceptadas, siempre sin abandonar su actitud extravagante ni el torbeyino a los embates de la vida (o muerte) diaria
Y es como si hubiese vuelto a la realidad embutido en el cuerpo del mago, y le parece un milagro, un suceso extraordinario digno de ser reportado, sin haber salido del trance, crédulo ante los sueños que se desencadenan del lado de sí que ignora tontamente durante su vida (o muerte) de vigilia; pero con el ojo de la mente abierto a todo y siendo atravesado por flujos de imágenes diferentes a la putrefacción que emiten los máximos representantes de las religiones oficiales, ocupados en camuflar pecados imperdonables. Y la sensación de ausencia vuelve a él, pero esta vez la percibe como un halo de bondad angélica. Se eleva hasta casi palpar el titilante firmamento, batiendo sin cesar un par de alas imaginarias, pura metafísica emancipada en un soneto trascendental traducido a película proyectada bajo los párpados de una de sus muchas máscaras
En lo que respecta a sus enlaces con la sociedad Rai es un individuo colectivo, uno inclasificable, interiormente dirigido por una volición de espartana disciplina, pero a veces se deja yevar por la desidia y por la rima y se le escapa el sentido del absurdo de casualidades que coordina sus acciones aparentemente racionales. Y se sacude cual pez fuera del agua, rifándose con la nada crepitante el amor propio que le queda por quemar, la vanidad que le ayuda a pasar el tiempo sin necesitar un abrazo, una caricia, dar un beso en los belfos de una ninfa y dormir sin dejar de vivir (o morir), entrando al laberinto ya con el mapa y una yave para una puerta que pudiera ser la que le diera la posibilidad de salir de la terrible pesadiya a la que el nombre que se le designa: desamor, no supera ni iguala en proporción
Todo se resume en esa caída interminable, en la falta de un lugar e instante en el que repose de tantas desventuras su alma torturada y su mirada de infernal ángel guardián que clava en un recuerdo la estabilidad de su autoestima. Todo lo que carga y que produce su caída interminable, causándole también una vida (o muerte) taciturna, anónima y confinada en un frasco como una mosca, en una lámpara que jamás volverá a ser frotada, como presupone debido a la sensación de ausencia que corroe su paciencia y su esperanza en aquel lugar e instante, en la casa de los fantasmas, en un tiempo literario, quimeras cimentadas sobre las arenas movedizas del olvido. Más tarde el mismo día, acarreando todavía el peso del agravio recibido de mano de su ninfa favorita y corrompida, habiendo apenas conseguido seguir el rastro de sus propias hueyas en el barro ceniciento y disecado desde hace milenios, eras, eones contenidos en milésimas de tiempo perdido esperando, en estado semi resacoso alza la cabeza atravesando un matojo de maleza y perfora la frontera con otro estrato de la conciencia lanzando una mirada a sí mismo como una piedra al mar, que permanece inmutable mientras se va adentrando en la masa informe su cuerpo energético, trémulo, en un océano de sensaciones diferentes a la ausencia de Ela
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Autor:
Romey (
Offline)
- Publicado: 11 de febrero de 2025 a las 08:54
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 10
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR, Mauro Enrique Lopez Z., pasaba
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