Me quedé

Edwin Acosta Pena

Me quedé. 

 

Me quedé en la humana calma de tus ojos

recostado en el silencio de tu ombligo, 

me quedé allí, donde crece mi deseo

y tu sombra me alcanza a devorar, 

más los profundos hematíes del tiempo

me hacen saber que puedo amarte más,

me quedé en la sed de tu boca excitada,

en la playa nublada de cada sueño 

donde las estrellas se apagan,

me quedé en la farola parpadeante

y en el pasillo de tu aroma…

¡Mujer bonita!, tan bonita

que mis ojos transcurren inmóviles 

cuando te siento cerca,

me quedé en tus sonidos al amar

donde mi barco lleva tu nombre,

me quedé en tus blancas piernas 

que alborota mis sentimientos,

me quedé en el jardín de tus uvas

que como racimos cubrían mi pecho, 

me quedé en las espumas de tu orilla, 

en tu salada piel de mar

y en la brisa matinal que me despierta…

©

Edwin Acosta.

 

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