Me quedé.
Me quedé en la humana calma de tus ojos
recostado en el silencio de tu ombligo,
me quedé allí, donde crece mi deseo
y tu sombra me alcanza a devorar,
más los profundos hematíes del tiempo
me hacen saber que puedo amarte más,
me quedé en la sed de tu boca excitada,
en la playa nublada de cada sueño
donde las estrellas se apagan,
me quedé en la farola parpadeante
y en el pasillo de tu aroma…
¡Mujer bonita!, tan bonita
que mis ojos transcurren inmóviles
cuando te siento cerca,
me quedé en tus sonidos al amar
donde mi barco lleva tu nombre,
me quedé en tus blancas piernas
que alborota mis sentimientos,
me quedé en el jardín de tus uvas
que como racimos cubrían mi pecho,
me quedé en las espumas de tu orilla,
en tu salada piel de mar
y en la brisa matinal que me despierta…
©
Edwin Acosta.
-
Autor:
Edwin Acosta Pena (
Offline)
- Publicado: 11 de febrero de 2025 a las 11:38
- Comentario del autor sobre el poema: Hay madrugadas eternas después de soñar bonito. Así pasó.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 29
- Usuarios favoritos de este poema: La Bruja Irreverente, Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez, EmilianoDR, JUSTO ALDÚ, Ricardo Castillo.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.