Las sombras huyen en silencio,
la noche cede su voz al alba,
y en el horizonte de oro y fuego
se alza el día con alma en calma.
Susurra el viento su melodía,
teje la brisa cantos de luz,
despierta el mundo con nueva vida,
con nuevo cielo y sol en su cruz.
Las hojas tiemblan con el rocío,
ríe la tierra con su fulgor,
se quiebra el miedo, renace el río,
y en su corriente viaja el amor.
No hay despedida, no hay más invierno,
sólo el fulgor de un nuevo edén,
un sol sin sombras, un tiempo eterno,
un horizonte que nunca se va.
En este alba de luz perpetua,
todo es latido, todo es verdad,
donde los sueños no son desechos,
donde no hay prisa, solo inmortalidad.
Aquí las horas son solo un eco,
el día nunca vuelve a morir,
y en cada rayo, en cada reflejo,
vive un susurro de eterno existir.
Así amanece en tu mirada,
así despierta mi corazón,
en cada aurora siempre dorada,
en cada instante de tu fulgor.
Que nunca acabe esta luz sagrada,
que nunca el día deje de arder,
pues en tus ojos, en tu palabra,
vive el milagro de renacer.
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Autor:
Daniii (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 12 de febrero de 2025 a las 00:53
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 22
- Usuarios favoritos de este poema: JUSTO ALDÚ, alicia perez hernandez, Emilia🦋
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