Visceraciones de un don nadie

A. García

La rabia, el odio, la ira…
Volvió a despertar en su pecho, como volvió a despertar en su alma
y volvió a despertar en su cerebro.
Porque no hay sentimiento más grande, ni más bajo.
¡Que malos son si lo que engendran es incluso peor que ellos!
Pero yo camino con rabia, corro con ella y ya en la noche duermo con ella.
Y quizá por eso no tengo a nadie como yo no soy nadie.
Y quizá por eso me rio de todo como no lloro con nada.
Porque me rio y me rio con odio y me rio con llanto de la gracia.
Reír,
reír es importante, porque hay mucho maricón en la calle llorando,
llorando sin reír.
El que ríe no tiene miedo,
El que ríe no tiene miedo se lo escuché decir a nadie.
Pero díganme que no es cierto, llorones.
Pisé un pavimento negro de pátina,
Pisé un sticker en el suelo salvado por la pátina.
Y yo finjo que no lo leo en calles con soldados pobres,
y yo finjo que no me dan miedo pisando con más fuerza
los soldados pobres.
Ay… Ay Dios me confesó estoy seguro,
Dios quien hace tratos mejores que el diablo,
El diablo fue quien me dijo,
por donde camino estoy más cerca de la muerte
que del amor que siempre he buscado.

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