14 de Junio

Son las 12 en una lluviosa noche de febrero.
Te vi entre historias y te pensé.
Me aferré a la mentira más absurda:
vivía mis días creyendo que te superé.

Pero habitaba mis días, sí,
como un muerto viviente,
saliendo de la cama solo para volver a ella.
Te juro que lo intenté, lo intenté como pude.

Más de un par pagó por tus platos rotos.
Volví a los brazos de aquella de la que te hablé,
pero de nada sirvió.
Me escondo tras una máscara de bohemia y desapego,
fungiendo disfrutar tu ausencia.

Sin embargo, te sigo viendo en redes,
y es más claro: no te has ido.
Porque fue en una noche de junio cuando todo pasó,
y hoy, un 14 de febrero,
después de tanta lluvia, sé que no te superé.

Pero dime, ¿qué me aconsejas?
Noto que tú sí, que seguiste tu camino, como lo mereces.
¿Cómo me libero de ti, si tú ya te liberaste de mí?

Entre lágrimas de lluvia quiero dejarte ir,
pero no sé cómo ni por qué.
Sé que debes partir, quiero que lo hagas,
pero no sé cómo ni por qué.

Y en esta noche de febrero lo propongo:
para aquel 14 de junio
ya no te amaré, ni te pensaré, ni te lloraré.
Pues libertad fue lo que me diste al dejarme,
pero ha llovido tanto...
y nunca la tomé.