Soy Licenciado en Lenguay Literatura, en aras futuro y amistad.
Ella y él
Una noche, en presencia del estrado,
se halla Bertha, disgustada, en apuros.
En su mano una rosa, cuyos zuros
le martillan el recuerdo donde ha estado.
En su cuerpo, un vestido color rojo,
su cabello es muy corto. Lleva lentes.
Y constante a la puerta, ve a los clientes
que descifran la causa de su antojo.
Intrigada por la acción que ve entre ellos,
se levanta y despide una mirada;
y en esa trayectoria fue encontrada
por un augusto chico sin cabellos.
Al chocar de inmediato las miradas,
ella ríe y disimula al instante
haberlo visto. Pero él, intrigante
grita: —¡hola!, ¿Adónde vas y sin brigadas?
De pronto, ella mira, quita sus lentes
y no puede creer lo que ha mirado.
¿Es el mismo personaje? Ha pensado,
que vi y me ha mirado, entre los presentes.
Pero él, al observarla pensativa,
de inmediato, le sonríe, hace señas;
pero ella no responde. Lugareñas
le dicen: —actúa, que ella no es altiva.
Sin pensarlo, aquel joven se levanta,
dirigiendo su paso, sin reyerta.
Y al estar, justamente, frente a Bertha,
le saluda, aclarando su garganta.
—Soy el joven que te ha visto, ¡oh preciosa,
dibujar con tu mirada el infinito
y pensé, que del cielo, un angelito,
me mostraba la belleza, oh cual rosa!
Pero ella, sigue quieta, solo observa
el temblar de las manos de aquel joven,
y suspira, y suspira sin que troven,
al momento otros chicos su reserva.
Insistente, aquel chico dice: —¡gloria!
¡Gloria sea al almirante y a tu credo,
gloria al labio, al que pido como puedo
que se abran y susurren con la euforia!
Mas, Bertha, no decía nada, nada.
Su pupila movía muy cortés,
y sus manos como hojas de ciprés,
le daban al momento ruin pasada.
Y el chico, que la observa con sigilo,
ya no sabe qué decir, ¿qué está pasando?
Porque pasan los minutos y es cuando
ella logra titubear, ¡tranquilo!
Su voz como un estruendo llegó al chico,
el cual, de tez morena, nariz ancha,
parece desplazarse, cuya plancha,
arrima su inocencia al abanico.
En eso, ella pregunta, ¿qué te trajo
de verme y acercarte, en el instante?
Espero no te asuste lo restante,
que soy, en esta vida, escarabajo.
El joven, muy helado y sin respuesta,
clavó sus ojos negros al portento;
porque no le llegaba un pensamiento
que diera residencia a la ballesta.
Y Bertha, sorprendida y atacante,
no deja de mirarlo como fiera,
haciéndolo lugar de su quimera;
la presa vulnerable del instante.
De pronto, aquel joven muy sincero,
con lágrimas responde: —fue el llamado
que dieron a mis ojos lo que has dado
con esa tu mirada de hechicero.
Y Bertha, conmovida y muy risueña,
entona unas palabras al certero:
— es por ti, que ya todo mi febrero,
me halaga, y eso aún, que soy pequeña.
Aliviado, el joven, dice: —ve y escorce
el mundo de tus sueños con esmero
y vente, ya conmigo este febrero
para que celebremos el catorce.
Samuel Dixon
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Autor:
Samuel Dixon (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 14 de febrero de 2025 a las 09:29
- Comentario del autor sobre el poema: ¡Feliz día del amor y la amistad para todos!
- Categoría: Amor
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR, MAQUIAVELICA, Llaneza, Josué Gutiérrez Jaldin, Emilia🦋, Francisco Javier G. Aguado 😉, pasaba, Ainaia, Dux Den, 🇳🇮Samuel Dixon🇳🇮, JUSTO ALDÚ, Mujer perseverante, Dr. Salvador Santoyo Sánchez, Classman, Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios4
Samuel, ya celebro el 14 de Febrero con tu poema.
Gracias por tu amistad.
Saludos.
Bonita historia de amor
El amor es así... fuerza y atracción.
Qué preciosidad. Muy bien llevado tu poema amigo. Te felicito.
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