El catorce de febrero,
Día de amistad y amor,
Lo proclamaron al mundo,
Y se celebra con fervor.
Más Dios nos dice que a diario,
Lo debemos demostrar,
Tan es así que al probarlo,
A la cruz Él fué a parar.
La ley que nos oprimia,
Por la gracia la cambió,
Y del fango cenagoso,
Él a mi me rescató.
Igual que al pródigo hijo,
Me limpió y atavió,
Y cómo a hijo de rey,
Una fiesta celebró.
Puedo en su nombre bendito,
A demonios reprender,
Orar y ungir enfermos,
A que hermoso menester!
Aunque a veces cómo cerdo,
Me da por volver al lodo,
Pues la carne es muy canija,
Y hace olvidarlo todo.
El mundo y sus tradiciones,
Son constante tentación ,
Pero podemos vencerla,
Perdurando en oración.
Por eso de tradiciones,
No soy participe más,
Pues son grillos y cadenas,
Que nos pone satanás.
Que a él El Señor reprenda,
Que ya Miguel lo hechará,
Con sus ángeles del Cielo,
Y ya a nadie acusará.
Sólo que para ése tiempo,
Si no buscas al Señor,
Tendrás la irá del diablo ,
Y del infierno el calor.
Como nos dice Romanos,
“Si confiesas con tu boca,
Y creés en tu corazón,
Jesús te acepta para salvación “.
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Autor:
El Buho (
Offline)
- Publicado: 14 de febrero de 2025 a las 23:25
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 18
- Usuarios favoritos de este poema: La Bruja Irreverente, alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR, Jaime Alberto Garzón, Pilar Luna
Comentarios1
Entiendo que las costumbres pueden volverse cadenas, pero también depende de quién las lleve puestas. ¿Qué pasa si alguien ve en ese día una oportunidad para demostrar cariño sincero sin sentir que traiciona su fe? Después de todo, hasta los fariseos cumplían la ley, pero ¿con qué intención? Porque una tradición considero que por sí sola no tiene peso moral; lo que la define es lo que se hace con ella. Si se usa para fingir afecto, es hipocresía. Si se rechaza solo por orgullo, es otro tipo de atadura. Pero si se toma como una ocasión para dar, compartir o recordar a alguien especial, ¿realmente hay pecado en eso? Lo que las personas hacen, es lo que las distingue.
El amor, al final, se debe demostrar siempre, sin importar el día ni el nombre que le pongas, en cada gesto, en cada palabra, en cada mirada.
La Bruja Irreverente.
Excelente observación, y estoy de acuerdo que no todas las tradiciones son malas, o completamente malas, sólo que yo en su momento tenía en mente la supuesta parte oscura de la inclusión y el supuesto cambio del significado de las mismas, gracias por aportar su sabiduría, un fuerte abrazo.
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