Una flor silvestre
cierra su piel a la brisa.
Su cuerpo, aroma disuelto,
flota como un susurro nocturno,
la vorágine atrapa palabras despiertas.
Hay manos que atrapan
la respiración de la piel,
vagan desnuda entre en el cuerpo,
desliza su desvarío en cada rincón,
se detiene en el abismo
del caos de emociones.
El pétalo piensa:
"Soy deseo",
el latido que despierta
cuando la piel difumina su memoria,
y el alma, descalza,
se enlaza en el halo de una hoja.
¿Dónde duerme el deseo?
“La noche aún respira”
¿Dónde reposa la pasión?
“El amanecer espera el crepúsculo”.
Simplemente habita,
el deseo, una raíz escondida,
se hunde en la piel,
no avisa su visita,
es una llama que se desliza,
bajo las sábanas de la lógica.
Tu cuerpo:
“En la orilla, el pensamiento olvida,
la piel despierta lo soñado,
tu boca un hilo encendido que avanza,
las ramas son enigmas,
pero las raíces son las mismas”.
Un pétalo tiembla en el aire,
Cuando todo lo demás se ha ido,
Solo queda tu cuerpo y tu alma,
no esperas respuestas,
nada es necesario,
cuando conversas con el amor.
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Autor:
OscarCampos (
Offline)
- Publicado: 16 de febrero de 2025 a las 00:17
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: JAGC, EmilianoDR, Mauro Enrique Lopez Z.
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