BALANCE:

SERAFIN ZAPLANA

1.-

Llegados a cierta edad,
balance se puede hacer
por si hay cuentas que saldar.


Prescindiendo del haber,
sólo el debe ha de contar
perdonando si es que hay qué.


Que para irnos en paz
tendremos que bien pagar
y olvidarnos de cobrar
ya que el sitio a donde vamos
no hace falta capital.


Y si de memoria hablamos,
que nos quieran recordar,
se acordará de nosotros
el que olvidamos pagar,
que el que debiera pagarnos
bien tratará de olvidar,
o si acaso con alivio
recordará la noticia
que el tiempo trajo en su auxilio,
borrando de su existencia
la deuda que nunca quiso
saldar, quizás por inmensa.

 

2.-
Con esta, pido perdón
a todo aquel que ofendí
si lo hice sin razón.


También, y por qué no,
al que creyere tener
motivos, y algún rencor
guardado en su corazón
por cosas que yo no hiciere,
o que hiciere, la intención
cuenta, y el motivo, es lo peor,
que al hacedor justifica
también por su mala acción.


El fin avala los medios,
aporta justificación,
matar en defensa propia
debiera tener perdón.


No he matado, aunque acaso,
hubiera sido mejor,
que provocar tanta pena
y causar tanto dolor
como puede que causará
con alguna pobre acción.


El pedir perdón no sirve
si no es muy de corazón,
si piensas volver a hacerlo
en teniendo otra ocasión.


Yo, muy poco me arrepiento
de la vida ya pasada,
si segunda parte hubiera,
buena parte está aprobada
y repetirla quisiera.

 

3.-

Nací donde me tocó,
crecí sin más aliciente
que la fe que puse en Dios.


Cuando llegó la razón
sustituyendo la fe,
endureció el corazón,
dejando ya de creer
y de esperar un favor.


Por mi madre le rogué
día y noche con fervor,
con la inocencia del niño
con su fe y su candor.


La respuesta conseguida
fue tan despiadada y cruel,
que a partir de aquel momento
dejé de creer en Él.


Quedé muy niño sin madre
y nunca le perdoné
que mis rezos ignorara
y que arruinará mi fe.


Si es que hay Dios, que no lo creo,
ni de lejos se parece,
a lo que dicen los cuentos
que la religión nos vende.

 

 

4.-
Obligado a madurar
por el revés de la vida,
acepté la realidad,
está vida es lo que es
y no espero nada más.


Mañana cuando me toque,
no pienso pedir favor,
acabaré como un hombre
que sabe que se acabó.


Superada la tragedia,
sin madre y también sin Dios,
fui creciendo como pude
sólo con mi Yo interior.


Aprendiendo de la vida,
mirando a mi alrededor,
viendo que todo es mentira,
que no existe tanto amor,
que superar no pudiera
el peso de la ambición.


Solitario, introvertido,
escéptico con razón,
optimista moderado,
pesimista muy informado,
se conformó mi opinión,
no puedo ser divertido
sabiendo cómo se yo,
que mi amigo soy yo mismo,
el único, y el mejor,
aunque en según qué momentos
también, me hago traición.


Con el paso de los años,
y la experiencia adquirida,
supero los desengaños
sin que me sangre la herida.


Porque sangre ya no queda,
tiempo ha, que se secó,
es bilis lo que me anega
brotando del corazón.


La hiel creció tan sin freno,
tal metástasis creó,
que peor cáncer no hubiera
sólo hiel y resquemor.


5.-
Todo está ya superado,
que lo bueno lo enterró,
no hay mal que por bien venga
y en lo bueno busco yo.

Tuve suerte con mis hijos,
con mis mujeres también,
con los negocios, lo justo,
para darles de comer.

La salud siempre fue buena,
con los huesos sin romper,
algún tajo infortunado
fue necesario coser.


Pero mi carne no es débil,
cuál de perro debe ser,
se cerraron las heridas
del corazón y la piel.


Mirando siempre adelante,
prescindiendo del ayer,
bien guardado en lo profundo
dónde la luz no le dé,
lo pasado está pasado
como el presente también.


Futuro cada vez menos,
que el tiempo, es lo que es,
todos los años cumplidos,
y que cuentan como haber,
no son los años que tengo,
son, los que ya no tendré.


Así que, haciendo la cuenta,
el saldo que me encontré,
parece bien favorable,
para el amigo Luzbel.


Pero que no se impaciente,
que escaparme no podré,
ni lo intentaré siquiera.


Tranquilo le esperaré
y le espetare en su jeta.


.- ¡Poco ganas está vez!
Porque alma no me queda,
con mi madre la enterré.
Te llevas solo el desecho
de alguien que vivió sin fe,
y el mérito no fue tuyo,
nada tuviste que ver,
que si Dios no hay,

tampoco,
creo que exista Lucifer.


Tierra a tierra, volveré
y ni tan siquiera espero,
ni quiero,
que nadie llore está vez.


Adiós.

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