Lo intento, con mucho esfuerzo, lo juro…

Cerca, muy cerca de aquel encuentro imborrable, en este sótano bebo de un elixir que poco a poco me embriaga con la nostalgia de vos.

Esos ojos almendrados que siempre me han transfixiado, ojos que me vencieron a primera vista, ante los que me rendí­ plenamente.

Esos labios que me hicieron adicto, esa carita que me convierte en un bobo sin razón.

Ese cabello tan largo que juega con tus curvas y me encanta. Destino final: esas caderas, ese vaivén perfecto, equilibrio entre lo grande y lo exacto….

Bueno…cordura.

¿Pero de qué cordura puedo hablar si me pierdo?

Si pierdo toda voluntad, si todo mi ser se convierte en alguien que no reconozco, en alguien débil, tan diferente al hombre que soy.

Quizás por este defecto, por esta falta de razón, me enseñaste a ver lo que antes ignoraba.

Poco a poco fui descubriendo mi propia fragilidad, Después de pensar que te había conocido tus acciones muestran risas y teatro en el que ocultabas tus sentimientos tras máscaras cambiantes.

Yo, ciego por elección, no quise ver lo que siempre estuvo ante mis ojos. Pero nunca te culpo, fui yo quien se dejó envolver en cuentos de fantasía.

Sí, me advertiste….me dijiste que lo que buscaba ya no vivía en ti, pero mi corazón, iluso y romántico, seguí­a creyendo en la verdad de tus besos.

Porque esa pasión, esa intensidad, no pueden ser ficción…no pueden ser una mentira. Y sin embargo, tus labios ya no me responden.

Sé que no fuimos nada serio, solo algo pasajero. Sé que el destino tejió barreras imposibles, pero aun así, mi amor no se diluye, mi sentir no cambia.

Ahora, el respeto y la admiración deben mantenerse a la distancia, y por respeto a mi propio ser, debo olvidarte….debo pasar la página.

Lo intento, con mucho esfuerzo, lo juro….