Anhelando mi muerte sigo en pie,
luchando contra la corriente, viviendo el ayer.
Vivo mi vida, siempre extrañando lo que no fue,
agonizando este día, renegando por serme fiel.
Nada siento, toda cuelga de un frágil peldaño,
bastones momentáneos, abrazos de extraños.
Tengo lo que me falta, la ausencia de ti,
y lo que me sobra, lo que ayer perdí.
Creí que el mundo era como se cree,
viviendo en sombras de lo que jamás fue.
Tristeza, como si fuera agonía,
suicidio, como si fuera alegría.
Amores utópicos, amores de ensueño,
cariños de todos, pero de nadie, sin dueño.
Soledad que me ahoga entre penas y verdades,
como alegrías que jamás llegaron, nunca hubo de ellos señales.
Ilusiones cuelgan de un hilo trenzado,
hilo llamado futuro, sin un pasado.
Fantasías que se derrumban con el viento,
en las paredes de lo que nadie ha de iluminar en su tormento.
Algo loco, algo raro, me llaman extraño,
véanme de lejos, muriendo entre sombras, sin paño.
Donde nadie lo mira, donde nadie lo nombra,
soy el eco olvidado, mi alma en la penumbra.
Olvido que has de olvidar mi presencia,
mi ausencia ya nada quedará, ya no quedará mi esencia.
Recuerda lo olvidado para nunca pensarlo,
y ni siquiera volverme a extrañar, ni a mi sombra, ni mi dolor callado.
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Autor:
Juan de Marco (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 17 de febrero de 2025 a las 08:10
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR, Santiago AlboHerna, Pilar Luna
Comentarios1
el poema es durísimo, pero cierto
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