Crisol de dos almas

EDGARDO

En el crisol del amor, dos almas se fundieron,
unidas por un destino que el tiempo tejió.
Pero la fragilidad humana, sombras proyecta,
y el jardín del corazón, heridas sufrió.

Palabras, cual saetas de dolor certero,
atravesaron la coraza del alma,
sembrando la duda, la angustia y el desconcierto,
en el laberinto de un amor que se tambalea.

Mas, en la oscuridad, un hilo de esperanza brilla,
la voz del diálogo, eco de la razón.
Escuchar al otro, desnudar el alma,
comprender el sentir que en su ser mora.

El perdón, crisol donde el rencor se funde,
lava las heridas, cicatriza el dolor.
No es olvido, sino acto de valentía,
un puente hacia el futuro, donde el amor renace.

El respeto, pilar de toda unión sagrada,
reconoce en el otro un universo singular.
Con sueños, anhelos y necesidades propias,
que merecen ser escuchados, comprendidos y valorados.

En el crisol de dos almas, diálogo, perdón y respeto,
son los elementos que forjan la aleación perfecta.
Templando el amor en la fragua de la vida,
se construye un vínculo eterno, que trasciende el tiempo.

Porque el amor, fuerza primigenia y creadora,
es capaz de vencer la más ardua batalla.
Con diálogo, perdón y respeto como armas,
el amor se yergue invicto, y la esperanza florece.

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