Muerto, moribundo, resucitado,
¿qué más da?, eso no importa porque aún respiro,
el amor me mata y en inquietud estoy,
no es que el amor me asesine,
muero cada vez que suspiro,
entonces ya lo sabes: no muero de amor, si no de ti;
la muerte por tus caricias, tu aliento,
tus labios, de la existencia que inconteniblemente hay en mí,
la muerte en nuestro encuentro, sin soporte,
la muerte de los dos,
cuando también mueres tú en mi soledad,
en mi cama sin tu cuerpo, sin gloria,
en las avenidas donde mis brazos se desprenden,
en el cuarto sin ventanas que me prestaron los cielos,
en el lugar de oscuridad para que no me veas aunque sea de día,
en el placer cuando me tienes dentro, amada por mí, amante mía,
cuando gritas, cuando vibras, cuando mi piel se pega a ti,
cuando te desbaratas pero nunca te acabas,
cuando te transformas bravíamente en una mujer de mujeres,
morimos los dos pero sin atarnos,
la muerte cuando mis mordidas no te arrancan los labios,
mi muerte cuando me deslizo sobre tu cuerpo sin fin,
tu muerte en el calabozo de tu grito,
en nuestras manos que al juntarse se embelesan,
en tu rostro con un disfraz de otro dueño,
muerte de ambos en letras, palabras y veneno.
-
Autor:
GDA (
Offline)
- Publicado: 17 de febrero de 2025 a las 14:45
- Categoría: Amor
- Lecturas: 28
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, karonte, ElidethAbreu, Mauro Enrique Lopez Z., Santiago AlboHerna, EmilianoDR, Sami Sanz, CARLOS ARMIJO R...✒️, Ricardo Castillo.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.