El primer "hola" es un eco que resuena en el vacío dejado por el adiós inevitable.
Cada comienzo lleva en sí la semilla de su final,
un recordatorio agridulce de que el tiempo es un ladrón silencioso
que nos roba los momentos que más apreciamos.
La vida y la muerte, dos caras de la misma moneda,
un ciclo eterno que nos une a todos.
Quién podría haber imaginado que el primer encuentro
sería el preludio del último, que la alegría del inicio se desvanecería en la tristeza del final.
El primer beso, un roce tierno que enciende la chispa del amor,
también puede ser el catalizador de la separación.
Lo que comienza como un susurro puede convertirse en un grito desgarrador,
dejando un abismo entre dos almas que alguna vez estuvieron entrelazadas.
Todo nace de ese primer instante,
ese momento mágico que marca el comienzo de una historia.
El primer beso, la primera caricia, el primer abrazo, hitos que se graban en la memoria del corazón.
Pero cada beso, cada caricia, cada abrazo,
también puede llevar consigo el dolor de la despedida.
Cada roce tierno puede dejar una cicatriz en el alma, un recordatorio constante de lo que se ha perdido.
A pesar del dolor, a pesar de las cicatrices, no cambiaría nada.
Si pudiera retroceder en el tiempo, volvería a vivir cada momento, cada beso,
cada caricia, cada abrazo, con la misma intensidad y la misma pasión.
Porque el amor, aunque efímero, es una llama que vale la pena encender,
incluso si su brillo se desvanece con el tiempo.
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Autor:
Loco De Amor (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 17 de febrero de 2025 a las 15:09
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 9
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR, alicia perez hernandez
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