Me entrego a tus brazos
en caída libre,
a los tépalos del narciso;
pervivo traspasando las nubes contigo,
recorriendo abismos, sin testigos:
conociendo especies nuevas en los mares;
sabiendo del error de las edades
y la herrumbre en sus fantasmas implacables.
Desmayo, tropiezo con las viandas,
no me hallo, me vuelvo exánime,
desplomada en la oquedad de la vida;
y vienes a levantarme
como oxígeno oscuro
en el azul de mis profundidades.
Dame tu elixir discreto,
necesito tu substancia en mi armazón,
el jacinto de uva en mi caparazón;
elévame, hazme piedra de luna
para retener el agua;
dame tu medicina aromática,
el bálsamo después de pasar por la fragua;
rompe la gravedad que atrae el caos,
envuélveme en tu singularidad
donde tus privilegios fui a degustar.
Redivivo en tu blancura
en la vitalidad de tu transparencia:
flor esqueleto esclarecida,
flor del cactus de San Pedro;
quiero contigo acta de permanencia,
las arras sobre mi pecho.
10/1/2025
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Autor:
Eva María, Amatista, Flor de Almendro (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 18 de febrero de 2025 a las 04:42
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Poesía Herética, Tommy Duque, nachosol, Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR, Andy Lakota👨🚀, ElidethAbreu, alicia perez hernandez
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