Siete pecados

karonte

Siete pecados

La gula es un pozo sin fondo,

donde el alma se ahoga y se pierde,

un laberinto de sombras profundas,

donde la carne es la única que arde.

 

La avaricia es un árbol marchito,

sus raíces se clavan en el alma,

frutos dorados, podridos, malditos,

su sombra devora, su callada calma.

 

La lujuria, un abismo infinito,

donde el deseo es un fuego que quema,

y entre sus llamas, el alma se rinde,

como la luna que se pierde en su tema.

 

La ira es una bestia encadenada,

su rugido resuena en la piel,

es el viento que arrastra la esperanza

y deja tras de sí solo un cruel laurel.

 

La envidia es un veneno sin fin,

serpiente que se arrastra, acechante,

y cada mirada, un filo sin fin,

que corta el alma y la hace distante.

 

La pereza es el manto que cubre

un cuerpo ya muerto, en frío y sueño,

la mente vacía, el alma se sube

a un tren que nunca llega al empeño.

 

La soberbia es un faro apagado,

una estrella que se muere en el mar,

cree que brilla, mas está quebrado,

en su reflejo solo hay soledad.

 

Referencia personal a los pecado capitales:

Siete como los pecados

 

El primero, con su orgullo, creyó ser incomparable,

pero al ver mi pluma en juego, huyó como un miserable.

El segundo, tan avaro, quiso todo el pedestal,

mas su verso, tan precario, ni en su casa suena igual.

 

El tercero, en su envidia, repite mi estilo a diario,

pero su musa, vacía, solo es un eco ordinario.

El cuarto, en su pereza, nunca terminó un poema,

prefirió excusas y quejas al trabajo con emblema.

 

El quinto, lleno de gula, devoró toda alabanza,

y al verse sin un aplauso, perdió toda su esperanza.

El sexto, en su lujuria, mendiga reconocimiento,

sin saber que la grandeza no se gana con lamento.

 

Y el séptimo, el iracundo, con insulto por bandera,

se ahogó en su propio veneno y mordió su calavera.

 

Yo los miro y solo río, pues su lucha da pereza;

es un circo de maestros con libretas de tristeza.

Siete son, como pecados, los que vienen a gritar,

pero Caronte, con mano firme, los hará resucitar...

solo para, uno por uno, volverlos a destrozar.

 

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Comentarios +

Comentarios1

  • Santiago AlboHerna

    así es mi estimado poeta, y me parece q siempre, en algún momento de la vida, cualquiera de estos tíos, nos visitan y manejan un poco la conciencia

    • karonte

      Sería imposible, no caer en alguno amigo Santiago, el problema es no percatamos, y vivir así.



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