El silencio de la aurora que con su brillo escarlata se oculta al horizonte.
Esperando que el sol se duerma para que se ponga fresco el impaciente monte.
La brisa que pega una sonrisa juega con las hojas que luego caen ligeramente al suelo.
Se oyen a lo lejos aquellos truenos con sus relámpagos inquietos anunciando la tormenta.
Los pájaros vuelan en lo alto respirando ese aire que sabe a aguacero que se asoma entre las nubes.
La oscuridad dice presente haciéndose llamar noche, con las estrellas brillando con su majestuoso espectáculo en el cielo.
El encanto de los mares y el frío de los glaciares; el verano está aún muy lejos y ya llega el invierno.
Caen las nieves con su color blanco inigualable entre los árboles y matorrales, haciendo que salten los conejos.
Y así va transcurriendo el tiempo entre estaciones y sus meses hasta llegar a diciembre.
Entre enero y febrero el calor es intenso con su color habitual, haciendo alusión al incontrolable fuego.
Da lástima que todo lo maravilloso vaya desapareciendo poco a poco por culpa de sus huéspedes.
Esos seres inescrupulosos, inconscientes, aparentemente inteligentes que se hacen llamar humanos.
Si escucharan los lamentos desesperados desde lo más profundo del ser de la "madre naturaleza", todo sería diferente.
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Autor:
EMBAR (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 21 de febrero de 2025 a las 01:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 7
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR
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