En los momentos espiando,
los ojos encontraron lo deseado:
una flor desplegando su belleza.
En la seducción del cortejo,
los ojos clamaron y los corazones ardieron,
el rumbo de la vida cambió para nosotros.
Ya no fueron pensamientos singulares,
sino planes multiplicados por los deseos,
futuros forjados en hierro.
A través del tiempo, nuestro amor forjado se erosionó,
las palabras pensadas construyeron dolores,
la miel dulce de nuestros labios fue cambiada
por el ácido del limón.
Y así, la fundación de nuestros corazones se debilitó,
el fuego ardiente de nuestras pasiones se extinguió,
y el oscuro frío de la distancia entró en nuestro continente.
En un día inesperado, la insurrección de la libertad
gritó, como gritan todas las revoluciones al nacer.
Las líneas de división se formaron,
separando nuestro mundo.
Y la soledad marchó en nuestra tierra,
pisoteando los futuros rumbos de nuestras almas.
Ahora es un juego de ajedrez,
posicionando las piezas estratégicamente,
todo para ver qué se puede sacar de una vida
que no da más.
Y ahora solo quedan flores marchitas,
días nublados de tristeza,
la lluvia ya no refresca nuestras almas.
Camelot terminó.
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Autor:
Rick Robles (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 23 de febrero de 2025 a las 10:36
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR, Augusto Fleid, alicia perez hernandez
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