Veo a ese fantasma
dirigirse a mí...
Quiere que lo reconozca,
que lo nombre.
Porque siente que desaparece,
se desinfla.
Mas ya no lo necesito.
Se resiste a abandonarme.
Me dice que soy yo
y yo no quiero ser él.
Pero me da placer,
me ensalza,
hace sentirme importante.
Pero todo es mentira.
Una casa sobre arena
se la lleva el viento...
¿Acaso el agua piensa en el mar
cuando discurre por su cauce
y ve el lanceo de la espadaña
en su glorioso espejo
y al pececillo que ella envuelve?
Simplemente canta
junto a la rana
en su discurso.
Y alaban a Dios cuando el sol
arranca arcoiris de su esencia.
Sin pensarlo será mar,
sin haber dejado el disfrutar
de fluir a cada instante,
sin pensar en el resultado glorioso,
majestuoso azul inmenso.
Y ahora...
saluda desde las nubes.
Tampoco esperó ascender,
no puso su devoción en discurrir
hacia ellos.
Pero ahí está en lo alto
clamando que viva el instante,
que disfrute del mismo
porque lo es todo
esté en una montaña,
valle,
mar
o cielo...
Pues Dios está en todos ellos
y su momento perfecto
siempre esa ahora,
la eternidad del devenir
en el presente.
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Autor:
alegazpa (
Offline)
- Publicado: 23 de febrero de 2025 a las 16:07
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 32
- Usuarios favoritos de este poema: Alfonso J Paredes, Pilar Luna, WandaAngel, EmilianoDR, alicia perez hernandez
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