Agua

alegazpa

Veo a ese fantasma 

dirigirse a mí...

Quiere que lo reconozca,

que lo nombre.

Porque siente que desaparece,

se desinfla.

Mas ya no lo necesito.

Se resiste a abandonarme.

Me dice que soy yo

y yo no quiero ser él.

Pero me da placer,

me ensalza,

hace sentirme importante.

Pero todo es mentira.

Una casa sobre arena

se la lleva el viento...

 

¿Acaso el agua piensa en el mar

cuando discurre por su cauce

y ve el lanceo de la espadaña

en su glorioso espejo

y al pececillo que ella envuelve?

Simplemente canta 

junto a la rana

en su discurso.

Y alaban a Dios cuando el sol

arranca arcoiris de su esencia.

Sin pensarlo será mar,

sin haber dejado el disfrutar 

de fluir a cada instante,

sin pensar en el resultado glorioso,

majestuoso azul inmenso.

Y ahora...

saluda desde las nubes.

Tampoco esperó ascender,

no puso su devoción en discurrir

hacia ellos.

Pero ahí está en lo alto

clamando que viva el instante,

que disfrute del mismo 

porque lo es todo

esté en una montaña,

valle,

mar

o cielo...

Pues Dios está en todos ellos

y su momento perfecto

siempre esa ahora,

la eternidad del devenir

en el presente. 

Ver métrica de este poema
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.