Septiembre de nubarrones en la sierra.
Había palomas en el tejado,
Conejos en el corral,
Gallinas, cerdos y pavos.
Las calles olían a flores de Sanpedro,
Rosas, morera, hierbabuena…
En San Miguel pimientos y maíz,
Farfollas en el patio,
Fogones en la calle,
Carbón de encina entre las brasas,
Otoño de castañas y nogal.
La Carmen, comadre en la ventana,
Sonrisa de matrona y de madrina.
Comienza los ladridos de los perros
Que empiezan su canción repetitiva
Hacia la noche del rocío y las sirenas,
El cansino chascarrillo,
El dulce acordeón…
Hay una lumbre con aromas de vecinos,
Pasodobles del Mantecas en la puerta,
Patatas asadas, vino blanco y algo de jamón.
Begoña se repite en la memoria,
Con caminos de hierro y de pizarra,
Trozos de ternura y de nostalgia,
Un cerro lejano en calavera,
Alquife de campanas y rosarios
Y una canción de viento en el Picón.
La Carmen, comadre entre la hoguera,
Voces rojas, manos de invierno,
Y un poema de luna en el cielo.
Como se fue aquel tiempo de uvas y membrillo
Entre retazos de olvido y esperanza.
Barcelona te borró deprisa,
Aragón te convirtió en silencio.
Pero nunca dejaré de pensar en su llamaba,
Allá, camino de las minas,
Como un arrullo de pan, caliente y crujiente.
La Carmen, comadre en la ventana.
- Autor: MarianoMartinez ( Offline)
- Publicado: 10 de noviembre de 2010 a las 19:12
- Comentario del autor sobre el poema: Ella ya murió, pero yo he querido dejar aquí su huella, su memoria, pues las personas buenas tienen que ser recordadas para tomar ejemplo. Mi comadre vive en mí, como yo viví en ella.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3586
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