Frío

Carlos Rojas Sifuentes

Hace frío.
Tengo frío,
tengo mucho frío,
un frío que no mata,
pero me mantiene en agonía.
Hace mucho frío aquí,
donde ocupo esta existencia.
Mi cuerpo ya se cansa,
se agota esta energía,
llevo así desde hoy,
no sé desde cuándo es hoy.
No puedo sentir el día,
no me toca su calor,
no me cubre la tibieza,
y no es una cuestión de piel,
no es ausencia de fuego ajeno,
no es ausencia de llama interior,
es un frío que otros no sienten,
solo mío, aunque no mío,
ajeno a todos los demás.
Un frío que no puedo entender,
porque mi cuerpo descansa,
enredado entre mantas,
consumiendo el silencio,
agotando el sonido en mi voz.
Parece más bien ausencia pura,
esencia regada por el suelo,
como una explosión inversa,
un frío que tal vez sea por
haber acabado de verme nacer,
o por haber dejado de llover aquí,
un hueco como una noche sin sol,
que se prepara para la inexistencia.
O tal vez será que su presencia,
antes tan mía como la felicidad,
ya no me cobija mas, y muero
de frío, por haber anochecido
sin luz que espere el amanecer,
y no hay más esperanza alguna,
que saber que solo espera el frío
para quien vive despojado de amor,
hundido en los despojos de un recuerdo,
sin saber cuando dejó de respirar la casa,
abandonado en sí mismo por su propio ser.
O para quien no se ha descubierto aún
como una posibilidad, a pesar de la
aparente imposibilidad de descubrirse,
y no aprendió a encender de nuevo
los ojos, el día, los sueños, la vida,
como debiera ser, cada vez
que amanece, a pesar del frío
que no deja que se mueva el tiempo.
Que el tiempo se mueve, a pesar,
y el pesar es una cosa que a la larga pasa
y se va… o tal vez no.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.