Una copa de Vino

Afrodita

En una íntima cena con delicias gustativas, la última copa de vino y una conversación exquisita, seducían a la razón con una interesante perspectiva de la simbiosis en una tregua de deseo y complicidad. 

 

Las partículas en suspensión eran agitadas entre mis dedos, decantando el aroma de su fluidez y poder saborear el intenso color de frutas negras y especies, en sus ardientes besos que con vehemencia estrujaban mis labios. 

 

Con la sublime delectación de la parsimonia del silencio, se liberaban en ausencias calculadas los prejuicios de la lujuria, para estimular lo prohibido con la promesa del goce en el sentido del placer. 

 

Sus manos detenían el tiempo con brío y feroz virilidad, incitando con la música al compás de las velas danzando sobre mi espalda, recorriendo el camino vertebrado de una líbido de cautivador control desenfrenado. 

 

Reluciendo mis encantos en una magnética y poco sutil seguridad, con gestos sugerentes en todas las formas de su expresión, todo evocaba a querer y desear la invitación de catar minuciosamente el momento exacto donde los secretos son revelados. 

 

Después de una noche con explosiones de sensoriales sabores, el calor enigmático del fuego en mi nada inocente mirada, despertaba la codicia inconsciente e insaciable de poseer mi cuerpo con taninos rubí del Suavignon. 

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