No hallaste en mí valores alterados
ni distraída mirada.
Te extrañaste de verme sonreír.
Pisa la sombra que proyecto, y
traga el viento de mi espalda.
La sangre que escupí no era mía.
Aun la noche está caliente
y los humedales están secos
de amor, querido amigo.
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Autor:
PAU-SAN (
Offline)
- Publicado: 26 de febrero de 2025 a las 14:28
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 21
- Usuarios favoritos de este poema: Carlos Armijo Rosas...✒️, pasaba
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