La gravedad de mis pasos se contagia en el aire sin que nadie se alarme.
He dejar esta carne para tal vez los gusanos si es que a ellos le agrada
su amarga sustancia, suficiente con la carga que arrastran mis huesos llevándola
adonde jamás ya perezca de tan fresca su pátina sobre el pavimento.
Imposible que siga protestando en silencio por mucho tiempo.
Incluso aunque el aliento aún me falte debo intentarlo.
No es la muerte instantánea, ni quizás hay debajo un infierno realmente,
además que creo he probado yo desgracias más fuertes.
La vida en imágenes secuenciadas al tacto, esto tras lo que guardo
tan sólo algún pálpito extraño que me hallo entre calambres familiares: vaya noticia.
De ninguna forma necesaria me es la víctima de mis crisis sustantivas,
y tampoco decidirlo me desquicia mientras siga en fin la vida
adonde sea que hay arriba no un subsuelo ni otra estafa.
Falsos profetas lo están proclamando por todo lo alto del panorama,
como puede que siempre lo hagan. Incontables catástrofes nos dan que pensar
hambrientos que estábamos de todo este caos degenerado al fracaso
de cada cual con su plan existencial a las tantas borrachos
de lo que sólo el sol nos da, porque como fuéramos él jamás dejó de amarnos
con sus rayos de bondad sobrecargados penetrando en nuestras cárceles.
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Autor:
Haz Ámbar (
Offline)
- Publicado: 26 de febrero de 2025 a las 14:51
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR, MISHA lg, CARLOS ALB.
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