Hollando un país de cenizas (La sombra del degollado)

Haz Ámbar

La gravedad de mis pasos se contagia en el aire sin que nadie se alarme.

He dejar esta carne para tal vez los gusanos si es que a ellos le agrada

su amarga sustancia, suficiente con la carga que arrastran mis huesos llevándola

adonde jamás ya perezca de tan fresca su pátina sobre el pavimento.

Imposible que siga protestando en silencio por mucho tiempo.

Incluso aunque el aliento aún me falte debo intentarlo.

No es la muerte instantánea, ni quizás hay debajo un infierno realmente,

además que creo he probado yo desgracias más fuertes.

La vida en imágenes secuenciadas al tacto, esto tras lo que guardo

tan sólo algún pálpito extraño que me hallo entre calambres familiares: vaya noticia.

De ninguna forma necesaria me es la víctima de mis crisis sustantivas,

y tampoco decidirlo me desquicia mientras siga en fin la vida

adonde sea que hay arriba no un subsuelo ni otra estafa.

Falsos profetas lo están proclamando por todo lo alto del panorama,

como puede que siempre lo hagan. Incontables catástrofes nos dan que pensar 

hambrientos que estábamos de todo este caos degenerado al fracaso

de cada cual con su plan existencial a las tantas borrachos 

de lo que sólo el sol nos da, porque como fuéramos él jamás dejó de amarnos

con sus rayos de bondad sobrecargados penetrando en nuestras cárceles.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.