La máscara de hierro

Lambdasan

No entendía un monarca muy agraciado
el temor de la gente a marchitarse,
pues fardaba orgulloso de inmutarse
del eco temporal en su haz preciado.

Hasta que un día al verse reflejado 
el peso de la edad vino a mostrarse,
hecho que lo llevó pronto a ofuscarse
y a jurar revertir lo presenciado.

No libró a la respuesta de su encierro 
ni en la ciencia o la magia conocida
ni pidiéndole a Dios en sus fracasos.

Vio un fin en una máscara de hierro,
que ardiendo le dejó la faz fundida,
¿quién de aquí seguirá un día sus pasos?  
  

                                                          A Jack Kirby

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