No entendía un monarca muy agraciado
el temor de la gente a marchitarse,
pues fardaba orgulloso de inmutarse
del eco temporal en su haz preciado.
Hasta que un día al verse reflejado
el peso de la edad vino a mostrarse,
hecho que lo llevó pronto a ofuscarse
y a jurar revertir lo presenciado.
No libró a la respuesta de su encierro
ni en la ciencia o la magia conocida
ni pidiéndole a Dios en sus fracasos.
Vio un fin en una máscara de hierro,
que ardiendo le dejó la faz fundida,
¿quién de aquí seguirá un día sus pasos?
A Jack Kirby
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Autor:
λM (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 28 de febrero de 2025 a las 05:43
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 30
- Usuarios favoritos de este poema: Francisco Javier G. Aguado 😉, EmilianoDR, ElidethAbreu, alicia perez hernandez
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