Las manzanas podridas, frías, amargas,
con hiel en las venas y garras amargas,
contagian la cesta con sombras ladinas,
dejando su estela de amargas ruinas.
No importa el esmero de un alma que siembra,
su peste avasalla, su gangrena se aferra,
el néctar más puro sucumbe a su espanto,
y el fruto más tierno se pudre en su manto.
Como un mendigo de aires pomposos,
que juega a monarca con harapos rojos,
que en púrpura infecta se erige tirano,
y esconde su ruina, cual pérfido artesano.
Su boca es ponzoña, su risa es traidora,
su lengua es veneno que el miedo devora,
mas todo artificio se rompe y delata,
y el oro no cubre su ruina insensata.
Porque al fin la farsa se cae en esquirlas,
y el viento desnuda verdades dormidas,
las sombras que infectan, que todo marchitan,
se apagan con manos que siembran la vida.
Girasol
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Autor:
El Corbán (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 2 de marzo de 2025 a las 12:09
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR, Ricardo C, JAGC, Santiago AlboHerna
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