Aquí seguimos
remando en el silencio
de nuestra barca.
Se oye el silencio
que clava sus cuchillos
en los oídos.
Los ojos buscan
el sitio donde nace
el cruel silencio.
Pero el silencio
no muestra su reflejo
y es invisible.
Quiero la cara,
sublime del silencio,
en mi costado.
Y en mi cartera
yo quiero que el silencio
esté presente.
Desde el silencio,
profundo de mi alma,
quiero sentirlo.
Quiero escuchar
la risa sibilina
de tu silencio.
Y por si escuchas
la voz de mi silencio,
en él te amo.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/02/25
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Autor:
Pyck05 (
Offline)
- Publicado: 3 de marzo de 2025 a las 04:43
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 0
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