No soy de piedra

No soy de piedra, así que de una buena vez confiesa.

Sé que no me amas, pero eso ahora ya no importa nada.

Las cosas ya están claras, cuántas mentiras bajo esa luna.

Me comí tus historias masticando cada falsa palabra de tu boca.

Los te amo y los te quiero fueron fantasmas más que otra cosa.

Hoy mi corazón me grita que está cansado de latir sin sentido.

Cuánta paciencia te he tenido creyendo que cambiarías conmigo.

No sé, quizá no fui mucho para ti o fue mucho lo que esperabas de mí.

De todas formas y siendo sincero, ya me daba cuenta de que estabas cansada.

Lo supe cuando pronunciaste otro nombre entre sueños aquella madrugada.

Amanecí observándote el rostro y queriendo descifrar qué me decía tu expresión.

Pues bien, no tengo de otra, no tengo más que dejarte ir, total, no tengo elección.

Y antes de irte, quiero, por favor, que borres de ti mis besos, mis caricias, mis poemas.