El Show Debe Continuar

Tragicomedia

Desde el primer grito al nacer
hasta el último suspiro,
nos venden el teatro de la existencia,
un escenario donde todos somos actores
y la función nunca parece terminar.
¿Quién dirige esta tragicomedia?
¿Y quién escribió el guion
donde reímos para no llorar?

La vida es un chiste mal contado,
una risa forzada en un funeral,
un "te quiero" que llega tarde,
o un boleto de tren sin estación final.

Nos vendieron el cuento del hombre correcto,
del esfuerzo que todo lo arreglará,
pero el mundo es un juego de dados trucados,
y el premio mayor es solo aparentar.

Nos dijeron que el tiempo lo cura todo,
pero a veces es solo un matón con manopla y corbata,
que deja la deuda, cobra intereses
y te atrapa en un lío sin salida barata.

¿Y qué importa si Dios juega a los dados
o si el destino se escribió en un bar?
Al final, todos somos partículas
queriendo aprender a volar.

Así que brindemos por esta locura,
por las mentiras que saben a verdad,
por los sueños que nunca despegan,
por el circo y su eterna función,
donde siempre hay más risas que aplausos,
y más heridos que actores en acción.
Pero ya bien lo dice la vieja frase del espectáculo:
"El show debe continuar,"
aunque el telón caiga sin aplausos.