Maruja

Alberto Escobar

 

 

 

Esa Maruja, pintora, 
casi escultora porque con sus manos,
agarrando por el cabo el pincel (o 
por el culo, como decía ella) no pintaba,
moldeaba cada figura, cada personaje
que se le apetecía crear, como de la nada,
como de un sueño despierto, como onírica
que era —no en vano se adscribió a la ola
en voga del surrealismo— y amiga de genios,
un genio como ella, la Dalí la llamaban siendo,
inequívocamente, el pintor ampurdanés versión
femenina y —me detengo en la entrevista
que Joaquín Soler Serrano en su mítico programa
"A fondo" le hizo y que tengo pendiente— firme
militante de una feminidad que brotaba entonces
con motivo de unos aires republicanos que, lástima, 
fueron neutralizados por la barbarie fascista. 
Eras morena
y de ojos chistosos,
de una inquietud
de pupilas que hacían
saltar las alarmas.
Eras peculiar
y con una vehemencia
en la palabra que hería
la oreja, y el corazón.
Eras sin sombrero
cuando el sombrero
era ley y cerrojo. 
Eras amiga de María
Zambrano, mi amiga,
mi hermana andaluza,
mi filósofa de cabecera,
mi poesía hecha suya. 

Esa Maruja, Mayo por
apellido, florida cual indica
ese mes, de vera primavera, 
de verdura que resurge verde,
como si en ese instante naciera
ese color y no antes, fiereza
salvaje en el tono y la luz,
paleta amplia y esbelta, esa era,
Maruja, y el Mayo le sobraba
porque ya su nombre anuncia,
contiene la luz que su apellido
predice y pregona, ella, sola,
única y reina de la noche. 

Valga este vano homenaje para quien mereció
en vida lo que se le rindió postsepelium. 

Ver métrica de este poema
  • Autor: Albertín (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 4 de marzo de 2025 a las 08:28
  • Comentario del autor sobre el poema: Es Mallo, no Mayo, mas jugando, como a todo escritor nos place, acerco fonético su apellido a la primavera que ya llega.
  • Categoría: Religioso
  • Lecturas: 3
  • Usuarios favoritos de este poema: Jaime Alberto Garzón
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