EL ALMA QUE RESPLANDECE

Luis Rayo

Muerte, que asolas entre tinieblas,
extraña eres y jamás bien recibida.
Tan solo nombrarte es condena;
el miedo se percibe.

Sin embargo, vives porque yo vivo,
y para mí mueres cuando yo muero.
Los otros, por un tiempo, te olvidan,
temerosos de tu regreso;
mas ante tu necedad de aparecer,
las lágrimas vuelven a verterse,
y no por ti, fantasma de temporada,
pues nadie se apiada de ti.

Así ha transcurrido de siglo a siglo:
y tú sigues conservando tu existencia,
entre lágrimas y congojas.
Tristeza me inspiras,
al verte encadenada
una y otra vez —como Sísifo—,
él, con su roca en incesante rodar,
y tú, con los cuerpos malolientes,
llevándote lo que se descompone,
mas no, el alma que resplandece.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.