Creencias

Emilio Barrios

Ante la atenta mirada de mi incredulidad de un tal dios al cual entonan un salmo amortiguado.

Ese mediocre que utiliza un símbolo que sobrevive gracias a la mediocridad de la gente, sin ofender.

Surgiendo de repente entre pueblos que necesitan aliento para mitigar hambre y sus males.

Otras piden señales que a menudo confunden con manifestaciones normales naturales como relámpagos y truenos.

¿Dónde está que no lo veo?, suelo decir, y la gente me mira pronunciando la icónica frase de cuidado que "te castigará".

De rodillas resignados están, engañados, reclamando muchas veces lo que nunca va a llegar, pero dicen que lo hará.

Soy el bicho malo en la ciudad, en una ciudad donde si piensas diferente no eres igual o normal.

Soy la oveja negra del rebaño, el pez que nada contra la corriente, un salmo sin su arpa, que no alaba.

Cuentan sus errores de vida a una persona que los escucha solo por curiosidad, cual psiquiatra a su loco paciente.

No, no soy el diablo como dicen, ni Constantine es mi pariente, soy alguien pensante simplemente.

El que quiere vivir en su delirio, lo acepto con todo y sus sacrificios y la fantasía del elegido.

Soy feliz como soy, aunque me rechacen como pienso; cada quien con lo suyo, cada quien con su propio infierno.

Yo estoy de acuerdo con lo que creas, pero tú a mí no me toleras. ¿Por qué?

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