Hace muy poco descubrí que tengo hipermnesia, puedo recordar exactamente, percibir lo que sucedió en aquel momento. Lo vivido, la gente sus olores Cómo se sentía mi madre. Y sobretodo lo que no entendía y no se me ocurría preguntar.Todo esto viene a cuento, de este relato. La hipermnesia, no sé si es una virtud, porque no tengo mucha capacidad de olvidar, que es tan necesario.Lo.narrado pertenece a mi infancia.
Vivíamos en una casa, donde atrás teníamos la entrada de pequeños pisos que habían construido básicamente para alquilarlos. El dueño era un italiano, había venido joven, trabajaron mucho y vio como tantos inmigrantes donde estaba el valor del dinero.Por lo que invirtió en ladrillos. Por eso es que teníamos una vecina Doña Laura, que criaba a su nieta, la mandaban a un colegio privado y luego apareció Andrea. Ella despertó mis celos porque dejé de ser la más pequeña. Cuando venía mi madrina, tenía una atracción fatal con los niños, porque jugaba a la par, creo que sensiblemente permaneció en la niñez. Andrea, ya llegaba a tocar el timbre de donde vivíamos, ahí ya no me gustó. Mi madrina la alabó y le dije a ella_ no creas Andrea ya tiene sus añitos_ La abuela criaba a sus dos nietas, de padres diferentes, porque su hija ejercía la prostitución y además, era afín a ciertas sustancias, eso me enteré mucho después. En el otro piso, había una señora que hacía gritar y hacer llorar a su hija para que terminara de comer lo que había en el plato. Ella era estudiante de notariado y su esposo conductor de autobuses.
Una vez me subí a uno y vi como él tenía una relación con otra mujer, se había subido, conversaba cerca de él y manifestaban cariñitos. Había poco tráfico en aquel entonces. Sin embargo, las dos que me despertaban más curiosidad, eran dos hermanas, una era muy redonda y la otra de extrema delgadez y sacaban en una jaula al canario, a tomar aire. Como no tenían televisión, el entretenimiento, era sentarse en un muro divisorio a ver la calle y la gente que pasaba. Creo que sabían todos los movimientos del barrio, eran una especie de control de seguridad, también afortunadamente no habían atracos como ahora, era tranquilo. Pero ellas llevaban cada detalle, y si le preguntábamos algo. Contestaban con precisión, te decían que había hecho y no hecho cada uno de los vecinos. A veces cuando a una se le escapaba lo dicho, le preguntaba y la otra completaba la frase. La relación de las hermanas, no era la mejor y uno ya sabía cuándo se habían peleado. Porque la más delgada, cruzaba a la plaza con la jaula del canario.
Se habían dejado de hablar. La otra permanecía en el muro, cuando se reconciliaban volvían las dos con el canario el muro.
(rosi12)
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