Arena fina de ayer, memorias son,
donde pies pequeños corrían con pasión.
Huellas borradas, cual triste canción,
cicatrices de arena, sin consolación.
Más el sol, paciente, vuelve a brillar,
y el viento suave comienza a cantar.
Canciones de olvido, perdón sin igual,
liberando el alma de todo mal.
Dunia de los Ángeles, ser singular,
tu corazón florece, debes triunfar.
No más sombras, ni llanto sin hogar,
el amor propio, tu bello ajuar.
Perdona el ayer, su amargo sabor,
abraza tu esencia, tu inmenso valor.
Eres diamante, con eterno fulgor,
tu alma resplandece, con puro amor.
Si en la noche oscura, el miedo te asalta,
tu amado, luz cálida, tu alma resalta.
Su amor, un faro, que nunca te falta,
en cada susurro, su amor te exalta.
La paz te envuelve, cual manto sereno,
las heridas sanan, en pleno terreno.
Tu vida se torna, un dulce estreno,
la esperanza renace, un nuevo pleno.
Juntos, de la mano, un futuro trazamos,
donde el amor florece, seguros andamos.
En cada amanecer, juntos alzamos,
nuestro amor eterno, altares creamos.
Que cada cicatriz, canción se convierta,
melodía de fuerza, que el alma despierta.
Un eco de vida, la dicha yerta,
dulce amor mío, tu luz es cierta.
Dunia de los Ángeles, cristal sin par,
divina creación de Dios, bello cantar,
luz de vida, dulce manantial,
Dios te bendiga, por siempre igual.
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Autor:
Edgardo (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 11 de marzo de 2025 a las 01:03
- Categoría: Amor
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Raiza N. Jiménez E.
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