Errando un caballero por el pasto,
vio un hada en la vereda del estanque,
quedó prendado y fue, con flores, casto,
cortejándola el brillo de su arranque.
Al dejarle su ofrenda en el canasto,
cayó al agua el jinete en su desbanque.
Hundiéndose, gritó: "¡Nunca me olvides!",
y en llantos, brotó añil, la flor de cides.
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Autor:
λM (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 12 de marzo de 2025 a las 11:25
- Comentario del autor sobre el poema: Al igual que el jacinto o el narciso, quise darle un origen mitológico a estas bellas flores en base a una leyenda que escuché hace tiempo en Alemania
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 21
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR, Carlos Armijo Rosas...✒️, pasaba, Sierdi, alicia perez hernandez
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