En la región más clara
de las alturas mora el Creador,
donde deslumbra todo vuelo
con el dorado de la santidad;
es aquí que se forja
con lo más entrañable del amor
su gran misericordia,
donde la eterna majestad de cada
palabra suya
nos da a saber justicia.
Se vuelve orfebrería musical el aire
cuando nos habla la bondad del cielo.
Acaso ¿existe algo parecido
a los frescos jardines del Señor?
Allí brota la métrica del bardo
y la animada risa de los niños,
allí se manifiesta el canto celestial
y la gran alabanza de los salvos.
Allí también están estructurados
los alcázares diamantinos de los justos
y llega un agua clara
que vivifica por los siglos.
Aquí la entrada a sus recintos
es siempre un renacer bienaventurado
y donde se cocina un agasajo
a las generaciones
sobrevivientes de la tierra.
¡Qué alegría morar
en la presencia del Señor!
Allí se mira al corazón contrito
hallar alivio junto a él.
El amor del Señor todo lo toca,
todo lo abraza y purifica;
el refugio perfecto que posee
el decaído es el amor de Dios.
Beberán los tuyos, Señor,
de los veneros del saber;
habrá alegría por las nuevas cosas
que les revelarás.
Cumbres de alborozo ante tantos
prodigios para el alma,
cosas demasiado elevadas
para que este pequeño las enuncie.
En aquel despertar no solo
alivio nos darás del mal sufrido,
sino que el más grande consuelo
es que repararás
por nosotros el mal realizado;
y el gran daño que hicimos a criaturas
y a hombres nos perdonarás;
porque la sanidad de ellos dará
también la sanidad a nuestras almas
por medio únicamente
de tu misericordia.
Sí Señor, por las maravillas
que has hecho y por todo prodigio
de tus manos el hombre te enaltece.
Y aun así, no ha nacido la alabanza
que se merezca tu misericordia.
Esta viene por sí misma a nosotros,
envuelta en el misterio de tu gran corazón.
Pero primero viene
a los pobres y humildes de la tierra.
La luz del Señor resplandece
sobre todos los cielos;
y desde lo muy cerca
hasta lo muy lejano
prevalecen su amor y su justicia
y no tan solo en esta creación
sino en las creaciones superiores
se enaltece su nombre.
Él es nuestro Señor;
Soberano de todo lo creado;
por sus santos el más digno de amar.
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Autor:
Enrique Fl. Chaidez (
Offline)
- Publicado: 14 de marzo de 2025 a las 00:55
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: Enrique Fl. Chaidez
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