En la región más clara

Enrique Fl. Chaidez

En la región más clara 

de las alturas mora el Creador, 

donde deslumbra todo vuelo

con el dorado de la santidad;

es aquí que se forja

con lo más entrañable del amor

su gran misericordia,

donde la eterna majestad de cada

palabra suya

nos da a saber justicia.

 

Se vuelve orfebrería musical el aire

cuando nos habla la bondad del cielo.

Acaso ¿existe algo parecido 

a los frescos jardines del Señor?

Allí brota la métrica del bardo

y la animada risa de los niños,

allí se manifiesta el canto celestial 

y la gran alabanza de los salvos.

Allí también están estructurados

los alcázares diamantinos de los justos

y llega un agua clara

que vivifica por los siglos.

Aquí la entrada a sus recintos 

es siempre un renacer bienaventurado

y donde se cocina un agasajo 

a las generaciones

sobrevivientes de la tierra.

 

¡Qué alegría morar 

en la presencia del Señor!

Allí se mira al corazón contrito 

hallar alivio junto a él.

El amor del Señor todo lo toca, 

todo lo abraza y purifica;

el refugio perfecto que posee 

el decaído es el amor de Dios.

 

Beberán los tuyos, Señor, 

de los veneros del saber;

habrá alegría por las nuevas cosas 

que les revelarás.

Cumbres de alborozo ante tantos 

prodigios para el alma,

cosas demasiado elevadas 

para que este pequeño las enuncie.

 

En aquel despertar no solo 

alivio nos darás del mal sufrido,

sino que el más grande consuelo

es que repararás

por nosotros el mal realizado;

y el gran daño que hicimos a criaturas

y a hombres nos perdonarás;

porque la sanidad de ellos dará

también la sanidad a nuestras almas

por medio únicamente

de tu misericordia.

 

Sí Señor, por las maravillas

que has hecho y por todo prodigio

de tus manos el hombre te enaltece.

Y aun así, no ha nacido la alabanza

que se merezca tu misericordia.

Esta viene por sí misma a nosotros, 

envuelta en el misterio de tu gran corazón.

Pero primero viene 

a los pobres y humildes de la tierra.

 

La luz del Señor resplandece 

sobre todos los cielos;

y desde lo muy cerca 

hasta lo muy lejano 

prevalecen su amor y su justicia

y no tan solo en esta creación 

sino en las creaciones superiores

se enaltece su nombre.

Él es nuestro Señor; 

Soberano de todo lo creado; 

por sus santos el más digno de amar.

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