No salté, y mi anhelo
huyó de recios acantilados,
plácido, duerme en el rellano
entre ecos de caricias mudas
y las huellas de sus besos.
La recuerdo, a ella, la busco, a ella
a sus ojos, sus manos, su boca…
vivo enraizado al suelo desde el ocaso.
La lluvia se agolpa en los cristales,
los empapa en añoranzas.
Miro al cielo y contemplo
melodías de picos escarpados,
altos, grises, retazo de universo;
me prometen que habrá atardecer.
Mi ser, aparta la mirada.
De cantar la misma canción,
desarrollé anemia en el alma.
Saciado en mi reflejo,
extravié el gusto a manzana;
era tan dulce,tan puro; tan mío.
Las aves que mudaron de estación
ya nunca volverán a volar,
solo quedan inertes plumas
que adornan los huecos del nido.
El reloj extravió el tiempo
se distrae en verdes prados,
con grácil andar, de soslayo
me dedica una sonrisa,
pero mis pasos siguen en vela.
Nunca necesité escalera
en un confortable bajo,
ella, era el cálido pincel
que embellecía el cuadro.
La ausencia me tatuó
que las camas son prestadas.
Un gorrión, desde lo alto,
me susurra un abrazo,
pero es tan confortable
ser hoja seca
cuando el viento clama
que se le agotaron los pasos.
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Autor:
Javi77 (
Offline)
- Publicado: 14 de marzo de 2025 a las 11:14
- Categoría: Amor
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: Vogelfrei, 🇳🇮Samuel Dixon🇳🇮, EmilianoDR, alicia perez hernandez
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