Somos dos faros apagados en la niebla,
vigías sin brújula, náufragos de un puerto
donde el amor dejó cicatrices de sal y tiniebla
y promesas rotas como vidrio muerto.
Nos miramos callados sin nombrar lo perdido:
astillas de luna en el hueco de los pechos,
el eco de un beso que el amor dejo al olvido
en ceniza volando sobre campos maltrechos.
Tejimos un pacto con hilos de sombra y harina:
no seremos ramas que el viento desangra,
sino raíces clandestinas que ya nadie nombra,
mordiendo la tierra donde el amor no germina.
Tus labios son mapas de rutas prohibidas,
yo, un reloj vacío como las marionetas.
Juntos, dos espejos que niegan sus vidas,
inventando un idioma de suspiros y grietas.
El amor nos vigila con sus ojos enormes de alambre,
pero somos ladrones de auroras ausentes sin nidos,
robando instantes como fruta prohibida por el hambre
en el huerto quemado de los corazones vencidos.
—¿Y si esta mentira es más verdad que el fuego?
¿Si en fingirnos cómplices de pronto hallamos el viaje?
Seremos dos estrellas que apagan su nombre
para brillar libres en el cielo sin cargar equipaje.
@Marcos Reyes Fuentes. Todos los derechos reservados.
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Autor:
Marcos (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 15 de marzo de 2025 a las 12:29
- Categoría: Amor
- Lecturas: 18
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, EmilianoDR, Rafael Escobar, María C.
Comentarios1
Que así sea y brillen sin carga ni equipaje en el cielo.
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