Desde el fondo enloquecido del cenagal,
donde se disimulan las tristezas y el desconsuelo,
una luz tenue aparece,
un recién nacido se asoma,
pacificando el espacio y los recuerdos,
con el artificio simple de una sonrisa,
que repara el dolor y el pensamiento.
Llega acaparando la claridad,
desplegando bondad,
para convertir la oscuridad en alba,
la mudez en canto,
la soledad en fantasía,
y suprimir la retórica del dolor,
dando espacio al amor,
donde se reparan los sueños.
Con el preámbulo de una caricia,
el mundo de ruinas y vestigios,
da paso a la belleza del cielo y el campo,
la voz áspera de los abismos se silencia,
y brota el arrullo y embeleso,
que reanima el alma y confortando al débil,
que recita versos y restaura sueños.
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Autor:
Jose Barrientos (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 17 de marzo de 2025 a las 11:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 50
- Usuarios favoritos de este poema: Enrique Fl. Chaidez, pasaba, Ricardo C., JAGC, Antonio Miguel Reyes, Alfonso J Paredes, Pilar Luna, Josué Gutiérrez Jaldin, Paris Joel, EmilianoDR, alicia perez hernandez, Dr. Salvador Santoyo Sánchez
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