La familia Barrios Gerardino IV
Los abuelos Andrés y María
Andrés Antonio Barrios Certad y María Josefa Gerardino Barreto se unen en matrimonio civil en 1926. Viven aproximadamente catorce años entre San Antonio, Limonal y Guasimilla, estado Sucre, poblados muy cercanos los unos de los otros, donde en el primero de los nombrados, predominaba la pesca y la fabricación de chorizos caseros, hechos por los Certad; y en los otros, el cultivo, la producción y la comercialización de la caña de azúcar por parte de los Barrios
Arenas, pueblo y parroquia del municipio Montes, rodeado de verdes montañas, hermosos cañaverales y ricos sembradíos, por el impacto de los ríos Caribe, Cumaná y Arenas, que convergen en las corrientes del manzanares, hasta desembocar en las paradisíacas playas de la Ciudad de Cumaná; es el terruño que ellos escogen para residir con sus hijos, a partir de1939.
Cuenta el tío Manuel Barrios que en esa ocasión sus padres iniciaron la mudanza y montaron a sus hijos mayores, Antonia, Andrés, Manuel y Mercedes, en sendas cestas, colocadas en ambos lados del lomo de un noble burro, escoltados por sus padres, que al son de los pasos de un hermoso caballo, vigilaban el andar del cuadrúpedo ejemplar, que con obediencia se dirigía al destino pueblerino previsto para, desde allí, erigir su hogar.
Don Andrés Antonio Barrios Certad, abuelón, como lo llamaban sus nietos, trabajaba en la Hacienda La Cabaña como capataz, pues dirigía los cultivo, administraba y era quien pagaba la nómina. Esta hacienda era propiedad de su primo hermano, Andrés Barrios, quien estaba casado con Doña Felicia Nuñez, ubicada en el sector La Rinconada, a pocos kilómetros de Arenas. Él salía muy temprano a cumplir con la faena. Montaba su caballo, recorría lentamente la calle Candelaria, y cuando pasaba la esquina de Vidal Figueroa, galopaba los caminos llenos de gamelotes y bordeados de pasto, flores e imponentes cañaverales; pasaba el Rio Caribe, hasta llegar a su destino, donde lo esperaban el trapiche, los jornaleros, la siembra y la cría, dispuesto a convertir la caña dulce y la ganadería en el signo del progreso local. El abuelo Andrés también fue el administrador de una finca de café que se encontraba en la zona alta del Distrito Montes, vía Aricagua, en un sector conocido como Maturincito, a la cual iba de acuerdo al plan de trabajo diseñado para tal fin.
Don Andrés y Doña María, tuvieron diez hijos, a saber: Antonia Rafaela ✝️, Andrés Rafael ✝️, Manuel José, Mercedes María ✝️, Juan Bautista ✝️, Angélica María, Eleazar José, Jesús Gustavo ✝️, Rafael José y Aidé María ✝️, expandidos con sus respectivas familias en diferentes ciudades y pueblos de Venezuela, dándole continuidad al dechado de sus progenitores, siendo que sus retoños, en su mayoría, se encuentran fuera del país.
Don Andrés, hombre culto, empedernido lector, político y agricultor, fue cofundador del Partido COPEI en el estado Sucre, al lado de su compadre, Dr. Rafael Caldera Rodríguez, pues este ilustre venezolano fue el padrino de Rafael José (Popocho), uno de sus hijos menores. Caldera le tenía un afecto muy especial al abuelo y así lo pude constatar en múltiples conversaciones sostenidas con él en San Felipe y en su residencia, El Tinajero, Caracas. En el albor de la democracia es nombrado Juez de su pueblo, convirtiéndose en la primera autoridad civil de la historia de Arenas. Se caracterizó por su reciedumbre, probidad y buena conversa, e hizo del trabajo y la honestidad, sus estandartes de presentación. Excelente padre y superior abuelo, marcando con su carácter y sus principios, a sus hijos y nietos, quienes lo recuerdan por sus dones y su visión progresista de la vida.
Doña María, la abuela, católica, de vasta cultura gastronómica, sembradora de flores y amante de los quehaceres domésticos se dedicó a brindar solidaridad a su entorno. Mujer inteligente, bregadora y de retos, supo darle norte y calor a su familia, a la que amó y atendió hasta el final de sus días. Inolvidables su jardín de nardos, sus platos criollos, destacando el pescado frito que con arepa hecha al fogón, preparaba.
Ambos formaron una gran familia, a la que le dieron educación y sobre todo, fe, para guiarla siempre por el camino del bien.
La vocación hogareña, la cultura, el ejercicio técnico-profesional y las actividades economicas, tipifican el rol que juegan en la sociedad venezolana, que se amalgama de tal forma que con tesón, siembran un legado con efectos sempiternos en la conformación y proyección de su descendencia.
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Autor:
Rafael Parra Barrios (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 18 de marzo de 2025 a las 00:12
- Categoría: familia
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Rafael Parra Barrios, Vogelfrei, José López Moreno., Hugo Emilio Ocanto, Poesía Herética, Josué Gutiérrez Jaldin, alicia perez hernandez
Comentarios1
Maravillosa familia, Rafael.
Gracias por compartir, poeta.
Mi saludo, mi amistad.
Fraterno abrazo.
Hugo Emilio.
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