La profecía más temible no se cumplió.
Los discípulos de Machiavelo,
no lograron inocularme.
La peste sobrevoló mi cabeza
y potenció mi consciencia.
Aún estoy a salvo
del letargo acrónico de las emociones;
del aburrimiento, la abulia,
la desidia y el apogeo.
A salvo de los demagogos, los mesiánicos,
y de mis supuestos pecados;
de no quedar atrapado
en el prodigioso mundo de lo abstractro,
ni en el realismo riguroso.
Puedo verme a la distancia
por un camino que no se bifurca;
hasta puedo verme en la oscuridad.
Mi corazón...
está más encendido que nunca.
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Autor:
Paulo Cristodero (
Offline)
- Publicado: 19 de marzo de 2025 a las 10:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: JAGC, 🇳🇮Samuel Dixon🇳🇮, EmilianoDR, Carlos Armijo Rosas...✒️, pasaba
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