En el Camarote

Nahuel.

El gran Whitman,

Me dijo que lo leyera en un barco,

Lo hice.

Este barco que parece tan lento,

Ahora está en reposo,

En un puerto.

Llueve insonoramente.

Algunos marineros duermen,

Otros están taciturnos,

Los jóvenes especialmente,

Seguro pensaban,

Seguro creían,

Que ser marinero era como Moby Dick,

O Simbad el Marino.

La vida no está tan llena de emociones,

Hay que buscarlas,

Y no son muchas.

El barco estará así horas,

En este puerto.

Soy un marino desencantado,

Sé lo que pasa y lo que pasará,

No se los diré a ellos,

Tienen que enterarse por su cuenta.

Cuando se llega a una ciudad,

Compro libros,

Los guardo en una caja,

En mi camarote.

La gente en las librerías me ven extrañados,

Seguro ven mis manos,

Llenas de callos,

Y mi cara,

Endurecida por los años.

Seguro piensan que salí de un libro,

Son iguales que los marinos.

Unas veces voy a las mismas librerías,

Me reconocen al instante.

“Hola señor ¿Que querrá hoy?

¿Será un libro de Bolaño?

¿O uno de Lorca?”

“¿Qué ediciones del Quijote tiene?”.

Cervantes me comprende.

Hay libros,

De supuestos marineros,

Supuestos ya que es difícil que lo sean,

O hayan sido.

Hablan de hazañas cada día,

O dramas imposibles,

Los marineros no son tan

Sensibles.

Un día un marinero joven me habló.

Con el cuerpo libre de cicatrices,

Y las manos blandas.

Me dijo si podía darle un libro.

Se lo di, era uno de Kafka.

Me lo devolvió a los dos meses,

No lo había cuidado mucho.

“En la próxima ciudad,

Iré a una librería y le compraré otro,

Perdón por tratar así su libro,

Me ha gustado mucho, de verdad”.

Es un buen chico.

En mis viajes he leído muchos libros,

Desarrollé con los años,

Algo que todos los marineros tienen;

Mucha resistencia a los mareos.

Es algo que todos los lectores,

Desean tener,

Pero hay que dedicarle tiempo.

Posiblemente,

Un lector en un ómnibus,

Lo desarrolle.

Antes de ser un marino,

Solo era un joven perdido,

Que buscaba algo que hacer,

Ahora esto es mi vida.

De barco en barco,

De ciudad en ciudad.

Recuerdo que leí a alguien una vez,

Decía que,

 cuando terminaba de trabajar,

Leía un libro de Bukowski.

Eso extrañamente me cautivo,

Tener un trabajo,

Y en tu tiempo libre,

Leer,

Leer y leer.

Ahora lo hago,

Es algo bastante normal,

No te cautiva tanto,

Pero es un buen escape,

Del barco.

Sigo leyendo a Whitman,

El comprende a todos.

El capitán se levanta,

“¡Despierten todos eh!”.

Su grito no es tan imponente,

Ya no siente nada al escucharlo.

Los jóvenes si.

Se sabe que son los capitanes;

Marineros como yo,

Fingiendo pasión.

 

  • Autor: Nahuel. (Offline Offline)
  • Publicado: 19 de marzo de 2025 a las 22:00
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 2
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