Bestia Bíblica

Nik Corvus Corone Cornix

Manso cordero, en vigilia,
reparó sus instrumentos,
forjando esas lanzas y esas estacas,
el armero loco
dando espadazos de armonía benéfica,
cargó los escudos y las banderas,
renovado en demasía y ya no parco.

En una carroza roja como la sangre
surcó infiernos y llegó a palacio amarillo
con velocidad atroz,
antes de tiempo,
situó esas finuras como candelabros,
aunque en realidad no importaba
si eran vistas o no..

Entre cuadros de beneplácita buenaventura,
una hacendadora en espera
preguntó por los otros demonios,
los que antes pintaba ese corcél salvaje,
negro como soledades.

Ya soy carmesí,
atendió a vociferar el entrañable gorgojo,
quien ahora pintaba con el alma...

Enmiendas llevó y trajo
con esa verde dueña de grandes heladeras,
el dilatado conformista.

Mientras la soltura en su accionar lo alegraba,
un loco mandarín sostuvo un pecado
en papel arrugado y se lo alcanzó,
de un inhalar el furioso se hizo dueño
y entreveró por sobre tejados,
en una noche maliciosa y terrena como pocas,
aminorando nubes mediante soplidos de humo
con gusto a cannabis muerto.

Sosteniendo cierta biblia profana,
el muerto vivo ensangrentado ve pasar
a la siempre noble flor amarillenta
de corteza maligna y tallos grandiosos,
sosteniendo una vez mas esa mirada magnífica
que da su andar y su sana locura.

Sabía de cierto frenesí cambiante
en esos pétalos de dulzura inmediata,
entrechocando dientes el dinosaurio diablo
llamó a su hegemonía,
sostuvo la sonrisa y saludó
con un tonto beso.

Dorada valenzuela,
la emigrada paloma de rizos arcaicos
elogió las ataduras y esposas
del animal engrillado y rabioso,
así como su largo pelo
el cual le pareció majestuoso,
mientras el ardiente quimera de furias
celaba y dominaba en mentes
a la predada víctima en un corrosivo acto.

En su tallo la dicha malva florece
y dedica al frondozo ensimismado
un inhalar mejor y más profundo,
controlado y disuelto,
lo acepta la bestia,
la cual calma, y se hace uno
con los andares de la gente noble y feliz.

Derrite un menester
entre luces de velas incandescentes
y músicas de tambores divertidos y galliformes,
no como los tambores que el andarioso volátil
escucha en su jungla de placeres,
extraña esos dobles, triples pedales,
esas maniobras de dedos campantes
y voces magnánimas que atrofian.

El estadio, de un manejar lúgubre,
ya se llena de monos,
el león solitario refunfuña un partir,
se sabe no calmo, y sutil
obliga a aparecer a un anhelo
por discar zarpazos al viento.

Deseó ya socavar esas tripas de nobles en demasía,
colocar uñas largas en ojos
que nunca vieron la fortaleza de un odiar,
tanto deseó matarlos,
o tal vez era su diadema en forma de anestesia
la cual lo hacía desvariar profano.

Cazando con ojos entre grises de pocas vistas,
una vez más el andalúz gato rojinegro
lanza esa soga al cuello de la trigueña pequeña,
dibuja con dedos de zarpas y garras
esa curva de su entrepierna doble,
la cual atiende en un gesto de cuclillas,
recordando aquellos dibujos de musas inspiradoras..

Mediante un parar y un sentar
en una falda de un quijote narigón y petiso,
la jacarandá enredadera de mieles y savias
finalmente regocija en ese frenesí nuevo.

Cual tonto el mantel de mesas desnudas,
santiamén y penuria, bestia roja,
derriba en cachorro insulso y lamenta,
aunque ya sabía, que la flor pronto acudiría
a un jardinero....

Recupera el ánsia y bebe ese negro brebaje de gases,
en un destellar de notas fuertes se lanza corrompido,
el antes atado monstruo del metal,
sin cadenas baila estrépito con esos tentáculos marinos
y tuerce cuellos en demasía en pos de maravillarla...

Cuán fértil el tallo
y cuan colorido el polen
de su mirada de flor en primavera..

El animal ya es libre de ese pesar
que daba el sólo contemplar,
y el no poder arrancar, cosechar
a esa planta nutritiva y voraz.

En naturalezas de vientres fornidos
eternamente se cuece esa sensación
de animal perdido, en un paraíso encontró esa flor,
tan sólo echado, no se anima a saborearla,
porque perdería esa vista de galaxias
que son esas gotas risueñas
sobre sus pétalos de rosa amarilla...

El trance sigue en esas piruetas,
faltaba el bailar entre otras divinas y contenidas
formas de compartir momentos...

Destella una vista por sobre hombros,
y coloca ojos sobre el quijote perdido,
atendiendo a que el respeto está presente,
aunque el pulgoso chimpancé eternamente
saboreará mejor con ojos y palabras
a esa finura de senos vertientes,
que cualquier quijote perdido con su lengua sedienta...

Suave el descansar,
y un brazo entrega el alimento
en un gesto por demás noble,
visitante tarzán,
ya llega el maravillar a tu córnea,
tardó siglos.

Extraña su jaula, la dulce bestia bíblica
dormita sobre mentirosos versos de apocalipsis menores,
quizá esperando un despertar mediante caricias,
despierta en una hora vacía,
sale en tumbos y despide en un abrazar coloso,
cosechando una siembra en la cual
nunca saludó con un abrazo así
hasta hoy...

Fué valiente por una vez
esa bestia juglar y poeta.

Se aleja en dos patas,
aunque aúlla por dentro y corretea en cuatro,
saluda a un perruno fuerte que dormita en un costado,
se saben los dos de misma raza.

Lobo estepario gris,
ya vuelves a casa,
mostraste dotes y entregaste un pesar al fín,
no saluda a ese delincuente nuevo,
se ahoga en orgullo.

Al pasar por puertas de jaulas,
sostiene un aroma ya vencido,
da vueltas no queriendo fallecer, soñar,
distrae su motor y se muestra...
capaz?

  • Autor: Nik Corvus Corone Cornix (Offline Offline)
  • Publicado: 12 de noviembre de 2010 a las 08:10
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 85
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