EN PRIMAVERA, TODO ES NUEVO: TODO FLORECE

Eres como un pincel que recorres el universo, pintando de vida, todo lo que a tu paso encuentras. Das una caricia a la acartonada cara del anciano que casi se olvida de sonreír, el canto incesante de las aves es como un coro de ángeles a tu paso. Te paseas por los viejos abetos de hojas caídas y los haces reverdecer, conviertes los desiertos en vergel.

Eres como una luz brillante que apareces en el medio día de la vida y no pierdes identidad, haces notar tu llegada inaugurando una nueva etapa para volver a nacer, sonreír, despojarse de un crudo invierno que nos hizo refugiarnos en la calidez de los recuerdos y cuando llegas, me empujas a vivir un día a la vez, muchas experiencias nuevas y el amor.

Me gusta ver sonreír la vida. El crecimiento espontaneo de las risas, las canciones y los poemas que a nuestro paso vamos recogiendo cual frutos, que hasta el viento parece tener nuevas caricias y verlos floreces en el rostro de la amada, hace brotar nuevas risas. Las mismas cuerdas de mi guitarra, parecen bailar solas entre mis dedos y la canción.

A la la tranquilidad de mi otoño, con su parsimonia por caer, llegas y las pintas de diferentes colores y vuelvo a retomar la vida donde la deje a los 17 años, como dice Violeta Parra y de nuevo me vuelvo a sumergir en el remolino de las emociones. Conectar el corazón con el vuelo de mi alma y salir a colectar estrellas y ponerla alrededor de cada poema escrito.

Siempre que llegas, tu presencia me lleva por toda la gama de buenos olores, los más bellos cantos de las aves y sobre todo el vuelo acrobático de esas navecitas en busca del amor. Yo, como coleccionistas de sueños, desengaños y olvidos. Gracias a ti y a tu presencia en el jardín de mi vida, me siento en medio de tu risa y vuelvo a vivir.

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO