No hubo señales en el cielo, ni luces prestadas,
fue el temblor de tu voz, un eco en mi entraña.
Tus ojos, dos destellos de un fuego sin nombre,
desnudaron mi alma, borrando cualquier sombra.
Tu voz, no un susurro, sino un río desbocado,
inundando mis silencios, mis miedos olvidados.
Tus manos, no caricias, sino chispas encendidas,
trazando en mi piel, la ruta de una nueva vida.
En cada beso, no un abismo, sino un salto al vacío,
donde el tiempo se rinde, y el alma se hace rocío.
Tu risa, no cascada, sino un sol que amanece,
iluminando mis rincones, donde el alma florece.
La pasión que soñé, no fue un sueño, es carne y hueso,
un volcán que despierta, un amor sin retroceso.
Eres mi verdad, mi caos, mi calma serena,
en este baile salvaje, mi alma se libera y se llena.
Juntos, crearemos un mundo sin mapas ni senderos,
donde cada latido, sea un verso verdadero.
Y en cada abrazo, un pacto silencioso,
de vivir este amor, libre, salvaje y dichoso.
© 2025 OneyCFCuba
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Autor:
Oney Cabrera Felizola (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 23 de marzo de 2025 a las 16:48
- Categoría: Amor
- Lecturas: 18
- Usuarios favoritos de este poema: Pilar Luna, Ed-win, Josué Gutiérrez Jaldin, WandaAngel, EmilianoDR, Mauro Enrique Lopez Z., El Hombre de la Rosa
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